Vinicius está en el foco de la noticia. El Real Madrid cuenta las horas para afrontar su segundo partido de la fase de grupos de la Champions contra el Leipzig, pero la realidad es que toda la atención se la sigue llevando lo que sufrió el brasileño contra el Mallorca el pasado domingo en el Santiago Bernabéu. El futbolista simplemente hizo lo que mejor saber: jugar al fútbol. Mientras, los baleares, se dedicaron a pararlo como buenamente pudieron. A veces utilizaron métodos reglamentarios y otras no tanto.
Nadie en el vestuario ha hablado con él sobre lo que sucedió frente al Mallorca. Ni sus compañeros le han pedido un cambio de actitud ni Ancelotti ha hecho ninguna reunión para tratar el asunto. Los únicos comentarios sobre lo sucedido surgieron en el césped. Nacho, Alaba, Kroos o Ancelotti, entre otros, trataron de contenerle cuando Vini dijo basta.
Vinicius tuvo que aguantar, una vez más, una cacería sobre el césped. Ya es habitual que los rivales decidan frenarle de manera antirreglamentaria. Los árbitros tampoco se suelen poner de su lado para tratar de evitarlo. Ante el Mallorca el brasileño aguantó hasta que desde el banquillo balear un miembro del cuerpo técnico gritó lo siguiente: «¡¡Pártele!! ¡¡Rómpele!!». Este grito, que lo escuchó el brasileño y el banquillo madridista, terminó de agotar la paciencia del jugador, que no dudó en recriminárselo a Javier Aguirre.
Ancelotti ha confirmado en la rueda de prensa previa al duelo contra el Leipzig que desde el banquillo del Mallorca se dijeron cosas antideportivas con la ironía y clase que le caracteriza: “No soy ni ciego ni sordo”. Desde el club, compañeros y cuerpo técnico, coinciden en que Vinicius debe comprender cuanto antes mejor que se ha convertido en una diana permanente para los rivales.
En el Real Madrid saben que la forma de jugar, de celebrar y de afrontar ciertas circunstancias en el campo sacan de quicio a los rivales. Vinicius no hace nada antideportivo, pero su forma de afrontar la vida provoca rabia en los otros equipos, que se suele traducir en entradas violentas. Por lo tanto, ante esa situación tiene dos opciones: seguir igual o cambiar. No obstante, haga lo que haga, el club, Ancelotti y sus compañeros siempre se pondrán a su lado. Todos cierran filas con Vini.